“Retrato de los responsables de una crisis”, por Umberto Jara

Umberto Jara es escritor, periodista y abogado. Estudió en la Universidad Católica del Perú, donde se graduó en Letras y Derecho. Ha ejercido el periodismo en prensa gráfica, radio y televisión.

Ahora que las evidencias asomaron y aunque haya quienes pretendan discutir formalismos, si tan solo la décima parte de los repulsivos audios propalados es cierta, es suficiente material para entender que nos han llevado a una pocilga gentes que arribaron desde la oscuridad. Llegaron muy bien disfrazados. El ex gobernador provinciano con un supuesto éxito en un minúsculo territorio llamado Moquegua, fue integrado a la política nacional por la corte de un irresponsable y corrupto anciano Pedro Pablo Kuczynski.

Nos dijeron, como si fuéramos tontos, que era “un gobierno de lujo”. Allí empezó esta mísera historia. La primera falta de respeto al país fue aquella mañana en que el presidente PPK y su gabinete ministerial hicieron gimnasia en el patio de Palacio de Gobierno. En las fotos que recuerdan esa escena aparece el moqueguano que meses más tarde urdiría un complot para hacerse del gobierno.

Esta noche del 13 de setiembre de 2020, la noche en que el país escuchó audios repugnantes, los ciudadanos se han podido enterar de la ruin esencia de Martín Vizcarra y su entorno. En medio del festival populista de dinero obsequiado dilapidando el ahorro nacional, casi nadie aceptaba una crítica y menos podían imaginar las miserias escondidas en la intimidad del moqueguano.

Martín Vizcarra nunca quiso ser gobernante de un país. Lo que le interesó fue llegar al poder para apropiarse de un botín. No exagero. Ahora que se rompió el velo del secreto será cosa de breve tiempo saber mucho más. Cuando arribó al poder, Vizcarra ya conocía los perversos usos de la política delictiva por eso es que, como ocurre con las bandas, se rodeó exclusivamente de un cerrado y hermético grupo de paisanos suyos traídos desde Moquegua. Y trajo también al fiscal que le había arreglado los entuertos regionales para que lo siguiera protegiendo. En el camino nadie imaginó que ese fiscal parpadeante se convertiría en figura nacional. Téngase en cuenta lo siguiente: ningún hombre de bien llega al cargo de mandatario trayendo consigo secuaces y fiscal.

Si alguien sigue incrédulo, piense en lo siguiente: si su familia tuviera un problema legal ¿contrataría como abogado al ex premier Vicente Zeballos?; si sus hijos enfermasen ¿los pondría en manos del ex ministro de Salud Víctor Zamora?. Son apenas dos nombres de una larga lista de gentes que asumieron cargos importantes sin tener ninguna preparación y, lo peor, negándose a conformar equipos con profesionales capaces. ¿Por qué ese círculo tan cerrado?

Lo que reseño no es lo peor que nos ha pasado. A final de cuentas, ya estamos curtidos de malos y corruptos gobiernos. Lo doloroso para el país es que Vizcarra y sus colaboradores convirtieron Palacio de Gobierno en una pocilga de intrigas, en un escenario de vulgares enredos pasionales. Lo espantoso es que esas son las gentes que han estado a cargo de gestionar un país azotado por la brutal pandemia del coronavirus.

Mientras Vizcarra y sus ministros salían a dar conferencias de mediodía cargadas de mentiras, el repulsivo bufón apodado Richard Swing visitaba Palacio de Gobierno. Mientras morían abuelas y abuelos, madres, padres e hijos, el presidente de la República destinaba su tiempo para recibir a Richard Swing. Más indignante es lo que ocurrió el 25 de junio de 2020. Ese día, con 8,761 muertos oficiales que, en realidad, sumaban 24 mil peruanos fallecidos, Vizcarra dio su conferencia del mediodía y no se fue a trabajar por la emergencia mortal que agobiaba al país. Organizó una reunión con la ungida todopoderosa Mirian Morales, con su amigo convertido en asesor, Oscar Vásquez, y con su antigua secretaria Karem Roca. Una reunión para armar una coartada de engaño a una fiscalía como hace una banda que busca evitar la justicia. Aunque la mayoría de la prensa no lo quiera decir se trata de un delito llamado Obstrucción a la justicia.

La escena de ese hombre tramando un engaño retrata la catadura del sujeto que funge de Presidente de la República, de esa misma calaña son sus ministros y su deplorable entorno íntimo. Esa es la gente que nos ha llevado a ser uno de los países más devastados en el planeta por el Covid-19 y son ellos los que han destruido el único orgullo serio que teníamos: ser el frágil país con la mejor economía de la región. La pregunta central es la siguiente: ¿por qué tanto misterio acerca de Richard Swing? ¿Por qué Vizcarra paga costos tan altos por Richard Swing? ¿Por qué mientras mueren decenas de miles de peruanos, el presidente se ocupa de esconder a Richard Swing? La respuesta, cuando se conozca en detalle, ha de mostrar una historia sórdida.

Mientras tanto, estemos atentos: a ver si los “héroes” de la fiscalía cumplen con hacer su trabajo y preparan la carpeta fiscal que el 28 de julio de 2021 conduzca a prisión al ex presidente Martín Alberto Vizcarra Cornejo, responsable de que en su gobierno hayan muerto, hasta hoy, el doble de peruanos caídos en doce años de salvaje terrorismo, años en que el país no pagaba el costo ruin de un bufón deplorable llamado Richard Swing, el amigo presidencial.

«Artículo publicado originalmente en LimaGris», para mayor información compartimos el siguiente enlace:

“Retrato de los responsables de una crisis”, por Umberto Jara

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